miércoles, 12 de mayo de 2010


Jugando a las escondidas, me oculté detrás de un árbol de quinotos.
Hice ausencia.
Me borré del paisaje.
Entonces me senté en la tierra húmeda y lloré desconsolada.
Porque no soporto no colmar todos los espacios.
Lloré todavía más por los quinotos que ya cayeron del árbol.

No hay comentarios:

Publicar un comentario