miércoles, 12 de mayo de 2010



Con mi sensibilidad cristal, te ruego encogida.
Que te quedes. Que por favor no te vayas.
Mi voz retumba y resuena estruendosa.
Me agarro de vos, (te suplico)
Te clavo las uñas, (te exijo)
Te muestro mi careta de gigante, (te amenazo).

Me abrazas. Te apoyas en mi hombro. Te desprendes de mí jurando que me amas, pero que nunca vas a volver.

Nos miramos sin tiempo.

Lloramos reflejados el miedo que todo lo puede. Que arrasa con todo. Que deja la dignidad devastada.

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